martes, 15 de mayo de 2012

Día del maestro...

    ¿Qué significado tiene para mí un día como este? mmm... Para mí, ser maestra significa ver a través de las sonrisas de mis alumnos esa esperanza de vida, las ilusiones... shalalalala shalalalalaaaa... Nel, como muchos saben, esto de la docencia llegó a mi vida de forma casi casi obligada, por más que le huí por casi dos años no me quedó más remedio que buscar trabajo en la docencia. La huida tenía en si dos motivos: el miedo a que la ignorancia se me notara y el miedo a las fieras adolescentes, creo que el último caso pesaba más sobre todo  porque aunque yo no fui taaaan tremenda sí solía juntarme con algunos que lo eran, y eso de ahora ser la figura de autoridad (o el blanco perfecto) no me latía.
       Cuando me dieron mi primera oportunidad ante un grupo, bueno dos, llegué con todas las expectativas del mundo, iba a enseñarles a esos jóvenes a amar la literatura!! JA!! Qué buena broma, esos jóvenes debían aprender muchas otras cosas antes que a amar a la literatura, algunos necesitaban aprender disciplina, no la de los soldados sino la que te ayuda a alcanzar tus sueños; otros necesitaban aprender a argumentar, todos tienen mil ideas pero cero argumentos para sostenerlas; otros tantos necesitaban aprender a soñar, estos últimos son los que más me han preocupado y aún ahora, siete años después, no sé cómo enseñarles a hecerlo (¿acaso eso se aprende?). De todos mis alumnos he aprendido algo, lo que sí, lo que no y lo que sólo con algunos funciona,  aprendí de mi capacidad de observación y la importancia de la empatía, aprendí que si en todos los trabajos el estado de ánimo influye, en este más porque una mala actitud puede terminar en un regaño innecesario o en dejar pasar la oportunidad de escuchar a un  adolescente ansioso por ser tomado en cuenta. Esta más que claro que no todo es miel sobre hojuelas, es más para algunos es un camino tortuoso, para mí es un reto constante.
     Hace poco un alumno me preguntó que si me gustaba dar clases, dije que sí por supuesto, acto seguido continúo el interrogatorio con la siguiente pregunta: "¿Te gusta dar clases porque te gusta transmitir conocimiento o porque te gusta el poder?" GULP! Cuál de las dos era mi respuesta?... después de pensarlo por un buen rato (bueno por algunos días) me di cuenta que ninguna, a mí me gusta dar clases porque sí, por el gusto de enseñarles algo, y no precisamente académico, me conformo con que algo se lleven de mí. Los que me conocen o han tomado clase conmigo saben que no soy una maestra barco, tengo mis debilidades pero también puedo ser muy manchada y en ocasiones puedo parecer intransigente, ¿la razón? prefiero que aprendan de mi intransigencia y no de la intransigencia de la vida, esa sí que aveces es cabrona. 
       ¿Soy una buena maestra? No lo sé, hay días que me esfuerzo más que otros, lo que sí sé es que me gusta el reto de aprender con ellos y de ellos, por eso trabajo en los lugares que trabajo, por eso me aventé el tiro de dar clases no sólo en secundaria sino en una cuyos alumnos tienen TDAH (Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, sí, sí existe), esos chamacos tienen mucho que enseñarme, lo más difícil: la paciencia. Así es, la señorita impaciencia se topó con la horma de su zapato. Pero me encantan, con sus gritos, su frustración, su molestia hacia el mundo de los adultos y la pubertad a flor de piel, con su recién despertada rebeldía, con sus detalles, sus estereotipos que los hacen sentir seguros, con sus miedos compartidos o negados, con todo eso, me encantan. Trabajar con ellos es otro rollo, necesitas estar un poco loco también y yo definitivamente lo estoy.


       ¿Y qué hay con el CCH? Uuuy de entrada un constante sentimiento de nostalgia, la primera vez que entré en un salón a dar clases en el CCH Naucalpan, en la cara de cada uno de mis alumnos veía el rostro de los mejores amigos del mundo y de una de las mejores épocas de mi vida, mi salón estaba plagado de Gaby, Felipe, Margarita, Alejandro, Fernando, Alonso, Hugo, Abigail, Gerardo, otro Fernando, Jessica, y muchos más. Ufff que tiempos venían a mi memoria, y aún ahora lo hacen esos recuerdos y otros tantos. Mi experiencia como ex alumna me sensibiliza un poco más con los chavos, me hace darme cuenta de los retos que ellos enfrentan, algunos iguales a los de mi generación otros aún más complicados de superar. Pero en ellos también veo el gusto de la lectura, con ellos es un verdadero placer leer, tal vez esa atmósfera de nostalgia también tenga algo que ver, pero sus interrogantes, sus discusiones sobre libros y personajes, sus posturas ante diversas situaciones me hacen el día...
        En fin, ya me extendí, nuevamente ¿qué significa para mí ser maestro? La posibilidad de volver a ser una alumna, la posibilidad de escuchar, de opinar, de sonreír y de guiar, esto último plagado de responsabilidad pero también esta chido :P

domingo, 13 de mayo de 2012

Necesidad de soledad acompañada...

Hoy decidí salir, sola y por mi, recorrer estas calles tan llenas de mí, de ti, de él, de nosotros... esos nosotros tan distintos, que a veces pesan tanto y que otras tantas aligeran el camino. Y aquí estoy en medio de un recorrido tan lleno de nostalgias y me digo a mí misma: sólo respira, siente el suelo por donde caminas, déjate llevar por las imágenes que cada rincón evoca, y mientras espero, observo la puerta y la imagino y me pregunto hacia dónde me llevaría si este lugar no estuviera tan plagado de realidad... 


Y de pronto un beso tuyo interrumpe estas líneas, y me pierdo en él, me diluyo en él, y lo extiendo lo más que puedo hasta que la ansiedad por ver tus ojos se apodera de ese beso y me rindo ante ella, ahora tu mirada aparece plena, llena de desconcierto y me mira incrédula, a la espera de un reproche y yo sólo puedo sonreír ante la queja de tus peripecias, y sonrío porque otra vez me siento yo misma, en mi soledad y tal vez la conclusión de este día sea esa, necesito disfrutar más de mi soledad acompañada, darme ese espacio silencioso que me permita recorrerme en las calles de esta ciudad, respirar mi realidad y suspirar mi fantasía. Necesito recorrerla en soledad para recorrerme entre sus calles, y así ser yo, ese yo ansioso de encontrarse con mi soledad acompañada.



Habrá que recordar que: "Quien no sabe poblar su soledad, no sabe estar solo entre la agitada muchedumbre".